Hogar Madre Elisa

Acerca

Quienes somos

Nuestra institución surge a partir de justificaciones caritativas, debido a la necesidad evidenciada de niñas y adolescentes vulneradas, es asi que la comunidad “Siervas de la Madre de Dios” siguiendo el carisma de su fundadora MADRE ELISA JARAMILLO BOTERO, desde 1934 abre en diferentes poblaciones del territorio colombiano instituciones para el cuidado y albergue de niñas de escasos recursos. En el año 1973, se abre el servicio a niñas y adolescentes en la cuidad de Tunja y Municipios cercanos.

Reseña Historica

La institución Casa Hogar Madre Elisa estuvo vinculada durante muchos años al sistema nacional de bienestar familiar, como operador al servicio en los procesos para el restablecimiento de derechos de niñas y adolescentes vulneradas; el 31 de julio de 2022 finaliza la vinculación como operador del instituto colombiano de bienestar familiar y continúa prestando su servicio en favor de las niñas y adolescentes guiada por una línea de prevención evitando que sus derechos les sean vulnerados, es así como se inicia a dar a conocer la institución como obra de labor social, cuyo objeto es el de apoyar a las familias en el cuidado y formación, evitando ambientes o situaciones vulnerables para ellas.

Como institución sin apoyo estatal y realizando obra social, inicia tocando puertas a personas de buen corazón que desearon vincularse en apoyo a la población de niñas y adolescentes, logrando paso a paso el crecimiento y sostenimiento de esta obra social.

Como institución de labor social realizamos distintas actividades para la consecución de recursos, acuerdos inter institucionales y acudimos al buen corazón de personas que se vinculan a esta bonita labor en favor de las niñas y adolescentes.

Acerca de

Madre Elisa Jaramillo

El 31 de diciembre de 1884, vino al mundo Elisa de Jesús, en la vereda El Buey, montañosa región antioqueña, jurisdicción del apacible y próspero municipio de Abejorral. Sus padres, Fermín Jaramillo Restrepo y Pilar Botero Campuzano, tuvieron doce hijos. Elisa fue la primogénita. Federico, Fermín José, Leonor, Abel, Baltazar, Cándido, Joaquín, José María, Alonso, Lucila y Obdulio.
Bautizada el 1 de enero de 1885, en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Abejorral, por el presbítero Jesús María Uribe. Dos años después, entre los días 10 y 11 de septiembre de 1887, fue confirmada en la misma parroquia, por Monseñor Bernardo Herrera y Restrepo.

Su Formacion

Elisa creció en un hogar profundamente cristiano; compartió con sencillez y alegría juegos y responsabilidades propios de su edad con sus hermanos menores, bajo la orientación de sus virtuosos padres.

En Abejorral aprendió las primeras letras en la escuela de las “Mejía,” hijas del poeta Epifanio, autor del himno antioqueño. Más adelante, sus padres la llevaron al colegio salesiano María Auxiliadora, de Medellín, donde profundizó su amor y devoción a la Santísima Virgen, bajo la advocación de María Auxiliadora. En el mismo colegio se preparó e hizo la primera comunión con inmenso gozo espiritual. A partir de este gran día, su fervor y amor a la sagrada Eucaristía iría creciendo hasta convertirse juntamente con su devoción mariana, en distintivo de su vida cristiana y religiosa.

La asistencia al templo para participar en la santa Misa, especialmente los domingos y días festivos, fue prioridad de toda la familia. La homilía, ocasión de excelente catequesis, era recibida con atención e interés por la joven Elisa, que cada día acrecentaba su conocimiento y amor de Jesucristo. Fue esmerada y fervorosa catequista. Su fe cristiana se traducía en obras de misericordia con los pobres y necesitados, objeto de su más tierna y delicada caridad. Su corazón estuvo siempre abierto al pobre, convicción que heredó de sus bondadosos padres; su madre, al estilo de muchas matronas de su tiempo, tuvo mano pródiga para favorecer a los necesitados.

Desde muy joven, Elisa demostró seguridad en sí misma. Era de carácter firme y recio, pero sumamente bondadosa y comprensiva. Siempre atenta y servicial, sabía colaborar oportunamente con su familia y con sus vecinos. Positiva, alegre y festiva contribuyó a hacer más agradable el ámbito familiar. Cantaba con armonía y tocaba la guitarra en las tertulias familiares.

Poco antes de cumplir 20 años, Elisa conoció al Señor José María Ramos, quien había quedado viudo con varios hijos. Este amable caballero se prendó de la virtuosa, bella y agraciada joven, quien correspondió a sus demostraciones de amor. En breve tiempo decidieron contraer matrimonio. Lo celebraron en el templo parroquial de La Ceja, Antioquia, el 6 de mayo de 1904 con la bendición del presbítero Tiberio de Jesús Salazar, después arzobispo de Medellín. De esta unión nacieron dos hijos: Lucrecia y José María. Ambos llegaron a la edad adulta y formaron sus propios hogares.

Después de cuatro años de feliz matrimonio, Don José María fue llamado a la casa del Padre; falleció en Sonsón, Antioquia, el 6 de mayo de 1908, auxiliado con los santos sacramentos que le administró el padre Daniel F. Sánchez. Esta muerte tan dolorosa para su tierno corazón, la preparó para tantos otros momentos dolorosos de su vida.

La joven madre, a pesar de su viudez, no se amilanó; se dedicó con mayor ahínco a la crianza de sus pequeños hijos, educándolos en el amor a Dios y al prójimo, inculcándoles la práctica de las virtudes cristianas y orientándolos por el buen camino. Hizo de su hogar un templo en el que se oraba a Dios, una escuela de virtudes, un taller de trabajo honrado. Buscó para sus hijos lo mejor: buenos colegios, buenos maestros, buena formación. Se preocupó por su bienestar físico y espiritual. Con ellos gozó y sufrió como la más noble y amorosa de las madres.

El estado matrimonial y su prematura viudez, fueron etapas importantes para el proceso de crecimiento y madurez psicológica y espiritual de Elisa. Poco a poco se fue transformando en la mujer fuerte que propone la Biblia, Cf. (Prov. 31,10–31) dinámica, emprendedora, solidaria, hacendosa, trabajadora, optimista; revestida de fortaleza y dignidad; mujer de gran corazón tendía su mano a los necesitados.

La caridad urgió su solicitud por los pobres. Buscando el sabio consejo de sacerdotes y amigos, decidió fundar, con recursos propios, una casa de beneficencia en La Ceja, Antioquia, en 1908, destinada a acoger jóvenes en peligro físico o moral, para proporcionarles una vida digna, mediante la educación y el trabajo.

Para evitar dificultades familiares con relación a la propiedad de la casa, Elisa se asoció con las Señoras Bárbara Restrepo y Mercedes Maya y legalizó la compra de dicha casa a nombre de ellas. Este hecho le permitió a Bárbara Restrepo, el 2 de Mayo de 1919, declararse, única promotora de la obra y entregarla a la dirección de las Madres Adoratrices del Santísimo Sacramento y de la Caridad, despojando a Elisa de su casa y de su muy querida obra. Profundo dolor y amargos sinsabores tuvo que soportar a raíz de este acontecimiento.

Con el valor y la confianza que la caracterizó siempre, Elisa oteó otros horizontes. Deseosa de servir mejor a Dios y a su prójimo inició un largo camino de búsqueda, al peregrinar por diferentes congregaciones religiosas: Buen Pastor 1919, Visitación 1930, Sagrada Familia 1933, Bernarditas de Lourdes 1942. Pero, por esos inescrutables designios divinos, en ninguna logró arraigar. Dios tenía para ella otros caminos. Entre tanto, no se cansó de buscar; siempre animada, siempre optimista, siempre llena de confianza en Dios.

Después de retirarse de la Congregación de la Sagrada familia, año 1933, Elisa buscó el consejo y orientación de sabios sacerdotes, entre ellos, el Padre Germán Montoya, párroco de la Candelaria de Medellín; este piadoso y apostólico sacerdote la animó a fundar una casa para albergar niñas y jóvenes en peligro físico y moral, necesitadas de protección.

Con esta motivación comenzó, el 2 de febrero de 1934, una de sus obras más queridas, el Internado Mater Dei, de Medellín. Algunos le colaboraron con elementos materiales como su querida hija Lucrecia; otros la apoyaron con sus consejos y oraciones; no faltaron quienes la criticaron y hasta la tildaron de loca. Esta obra significó para Elisa, muchos trabajos y sudores; incontables sufrimientos, preocupaciones y alegrías. Al crear sus casas de beneficencia, Elisa, sembró una pequeña semilla, que con el paso del tiempo se ha convertido en una maravillosa obra de amor y de servicio a la niñez y juventud necesitada.

Estas dos obras creadas por Elisa, además del servicio apostólico que prestaban a la iglesia, fueron una eficaz escuela, donde se forjó el carácter y la personalidad de la futura fundadora. Cuando, por inspiración divina, tuvo la idea de fundar una congregación religiosa, Elisa, supo a qué atenerse; no era una tarea fácil, en cierta forma, se preparaba para subir al calvario, llevando sobre sus hombros una pesada cruz.

Ser religiosa de alguna Congregación, no era el destino de Elisa; ni el sitio; ni el momento. La Providencia la enrutó por un nuevo sendero: fundadora de una congregación religiosa. Para lograrlo, tocó puertas aquí y allá; una y otra vez: Medellín, Cali, Tunja, Popayán. Iba y venía con admirable persistencia.

Como ayudamos

Ocupacion del tiempo libre en las niñas y adolescentes

El fortalecimiento en proyecto de vida, por lo cual durante los días que las niñas permanecen en la institución se realiza diferentes actividades, dentro de ellas las que tienen que ver con el manejo y generación de hábitos diarios

Nombre de la Congregación
Siervas de la Madre de Dios
Equipo de trabjo

Como cuidamos

Nuestra comunidad de Hermanas brindamos el cariño y amor que niñas y adolescentes necesitan en la sociedad actual

En la ciudad de Tunja, la Casa Hogar Madre Elisa cuenta con 3 religiosas, que colaboran en la formación de niñas y adolescentes, fortalecen en ellas la parte espiritual y orientan en el fortalecimiento de valores.

0
Hermanas dedicadas
0 +
Personal de apoyo
0 +
Adolescentes felices
0 +
Años de expreniencia